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Napoleón Bonaparte dijo: "Nunca sabréis
quiénes son vuestros amigos hasta que caigáis en desgracia."
Nadie podrá negar que el señor
Napoleón ha sido un parte aguas en la historia de la humanidad, conquistó sus
temores y llevó a su nación a poner a el mundo casi de rodillas. Seguramente en
su vida encontró la gloria pero también la desgracia. Y en su desgracia, a los amigos.
Yo he tenido sin merecer pocos
amigos y siempre que no tenía oportunidad me dan una: Tal vez algo he hecho
bien, será mejor no pensar es esto, puesto cada que pienso en merecer algo,
descubro treinta motivos para perder lo que tengo.
Ahora bien, sinceramente no me
gusta descubrir a los amigos reales, porque no me gusta esta en desgracia, no
le encuentro fin práctico, ni romanticismo al sentimiento de derrota. Es bueno saber
que la única mano que te dan cuando tienes un problema, es la que tienes al
final del brazo. Y es grato recibir sin esperar aquella ayuda desinteresada.
Es como esperar que el gobierno resuelva
los males cotidianos. A la mierda el gobierno y la mejor manera de mandarlo es
no depender de él.
Las
personas que cree en los políticos es como la que cree en Dios: Buscan el
cambio sin dolor, sin esfuerzo. O alguien o algo para echar culpar y alabanzas.
Cuando lo que se les quema son sus narices, no las de los políticos o las de
Dios.
La desgracia es un estado mental
y como tal siempre debe de ser superable. Si estas encontrando mucho dolor en tus días,
es hora de hacerte masoquista. Así no tendrás un infierno que temer, porque
según dicen por ahí es puro sufrimiento. Y si te haces fan del dolor, el
infierno seria un paraíso.
Al parecer nos gusta vivir en
desgracia aunque no lo reconozcamos, la desgracia ajena nos sirve para
sentirnos útiles o amorosos. La propia para darnos pequeñas dosis de dolor que
no recuerdan que seguimos vivos. También
existe eso actos de hacer por lo demás cosas buenas sin esperar absolutamente nada
a cambio, ni reconocimiento ni agradecimiento. Simplemente la satisfacción de
hacerlo.
Perdonad mi estado de ánimo
desagraciado, pero mil gracias aquellos amigos que tengo que me quieren
desgraciado o no.